jueves, 18 de septiembre de 2014
El encanto del anime.
Hace algún tiempo, me dije a mi misma, <como la buena freak que eres, agregarle un poco de anime a la sopa no estaría mal>.
Así que, sin más tardanza, me decidí, al momento realmente no me acuerdo cual fue la primera serie que vi, pero lo que sí recuerdo, es que lo que me hizo, si no amar el anime, por lo menos enamorarme un poco, fue Naruto. Ya sabéis, seguro no soy la única que se enganchó a todo esto gracias a Naruto, si fue su caso, sabréis a que me refiero, y si no, les recomiendo que vean al menos la primera saga de este. Claro que no me hago responsable de lo que pase después como un caso grave de fanatismo, o fallar la escuela, o que te conviertas en un vago en toda la extensión de la palabra.
Se los digo, porque, una vez que te empieza a gustar se convierte casi tan adictivo como la lectura, fijáos que lío. Primero empiezas con la primera saga de Naruto, después empiezas a ver otra cosa al mismo tiempo para que todo esto no se haga tan pesado, porque, vamos, son más de 500 capítulos incluyendo el Shippuden, afortunadamente, es el tipo de serie que seguro no te vas a cansar de ver; en fin, este proceso no es lento ni nada de eso, y cuando te das cuenta ya viste todos los capítulos que han salido hasta ahora y en lo que esperas el siguiente, claro, te tienes que distraes con otra cosa, y haces una lista de los animes que quieres ver, casi como una lista -to read-. Ves el primer capítulo, y si te gusta la acabas, si no pasas a la siguiente, porque así es esto, hay algunos animes que te atrapan enseguida, otros a los que de veras les quieres dar una oportunidad porque te han dicho que son increíbles, pero simplemente no puedes, así que tienes que avanzar.
No pretendo ser una experta, porque en verdad no lo soy, solo soy una aficionada que está apenas empezando con esto. Que tiene demasiado sentido común, demasiada obsesión por su futuro y demasiado amor por otras cosas (como la música o la lectura) como para ser atrapada totalmente, sin embargo he visto lo suficiente, el suficiente tiempo como para saber todo esto. Para saber la emoción de un nuevo capítulo o la intriga de un nuevo anime.
Si sois del tipo de gente que le gusta probar cosas nuevas y que realmente no le importa que la gente les diga raros por sus gustos, tal vez esto sea para ti. Sin embargo, claro, siempre ten en cuenta, que aunque una serie sea el enganche de unos para este mundo, tal vez no lo sea para ti, tal vez tienes una oportunidad en otra, o incluso en el manga, que aunque me gusta, no me gusta tanto como ver las animaciones y la increíble calidad de la mayoría de estas.
Puedes probar, puede que encuentres algo maravilloso.
Mayo
domingo, 24 de agosto de 2014
sábado, 16 de agosto de 2014
Audiobook. Neil Hilborn.
Hi! Thank you for purchasing the audiobook of “How to Ruin Your Life, for Fun and Profit”,
As read by the author, Neil Hilborn.
So, you wanna be unhappy?
You probably think that you need to be in pain to be an interesting person - and you’re right!
People who “care” about you will tell you that you don’t need to suffer to be important,
But just remember, musicians are always most popular the day after they die!
So, are you ready to matter to someone?
Step One
Hate yourself.
You are, presumably, a human being between the ages of alive and dead,
So the chances are you’re already there!
Congratulations!
Step Two
Fall in love.
People will tell you that this takes years,
But we have a secret method that will allow you to fall for anyone in under a week:
The trick is, you must be completely unable to tell the difference between love and codependence!
Step Three
Fall in love again.
People will tell you that this is impossible, given the love already inside you,
But they don’t know you -
Your love is limitless,
Your heart is a well that goes all the way down,
You can fit everyone in there!
But remember to lie about it!
Love can’t exist in the knowledge of other love.
Step Four
At this point you may be debating your decision to totally fuck up your life,
So ask yourself:
Would you rather be happy or interesting?
Would you rather be on the news, or just watching it?
Happy people don’t make history,
Happy people make children, then die.
Step Five
Develop a mental disorder that makes you aloof and impossible to contact.
When Someone accuses you of being a bad person,
Call them insensitive!
Instant moral superiority!
Step Six
All of the elements are in place,
Now, start sabotaging your own life.
This isn’t crazy, this is research,
This is material,
This is necessary for your personal growth.
Step Seven
You’ve been in love with two people for a while now,
Tell them about each other!
Whichever one stays is the winner!
Step Eight
Call your boss a fascist dog lover.
Tell your friends fun lies about your other friends.
Tell your mother that she was the reason you tried to kill yourself,
It just isn’t depression without total isolation!
Nine
Do something to hurt yourself.
It may be a bicycle “accident”,
It may be a razor -
Literal or not, make yourself bleed,
Step Ten
Create something.
Paint your scars on the side of a building.
Write a poem and shout it at strangers.
The misery circus is parading into town and you are holding the banner,
Miles of people are following you,
They are all wearing grey,
A rainbow of grey,
They are all watching as they kick themselves bloody on their own feet.
You have scars,
And everyone wants to kiss them,
This is stigmata pornography,
This is inspiration.
You are why they are still alive,
You are morning in a world of midnights,
You are so brave,
And they want to be brave just like you!
Look at what you have built.
Everything you loved has gone.
Tell yourself it was worth it.
Hola! Gracias por comprar el audiolibro de "Cómo arruinar tu vida, por diversión y dinero"
Leído por su autor Neil Hilborn.
Por lo tanto, ¿quieres ser infeliz?
Probablemente piensas que tienes que estar sufriendo para ser una persona interesante - ¡y tienes razón!
Las personas que se "preocupan" sobre usted le dirán que no es necesario sufrir para ser importante, pero recuerda, los músicos son siempre más populares el día después de su muerte!
Entonces, ¿estás listo para importar a alguien?
Paso Uno.
Odiate a ti mismo. Usted es, presumiblemente, un ser humano entre los vivos y los muertos, así que lo más probable es que ya estás allí! ¡Enhorabuena!
Paso Dos.
Enamórate. La gente te dirá que esto lleva años, pero tenemos un método secreto que le permitirá enamorarse de cualquier persona en menos de una semana: El truco es, ¡debes ser completamente incapaz de decir la diferencia entre el amor y la codependencia!
Paso Tres.
Enamórate otra vez. La gente te dirá que esto es imposible, dado el amor que ya tienes. Pero ellos no te conocen -Tu amor es ilimitado, tu corazón es un bien que va todo el camino hacia abajo, ¡Puedes meter a todos ahí! ¡Pero recuerda mentir acerca de ello! ¡No dejes que el otro se entere!
Paso Cuatro.
En este punto usted puede estar debatiendo la decisión de mandar a la mierda totalmente de su vida, así que preguntese a sí mismo: ¿Prefieres ser feliz o interesante? ¿Preferirías estar en las noticias, o simplemente viéndolas?
Las personas felices no hacen historia, las personas felices hacen niños, y luego mueren.
Paso Cinco.
Invéntate un trastorno mental que te haga distante e imposible de contactar. Cuando alguien te acuse de ser una mala persona, llámalos insensibles! ¡Superioridad moral instantánea!
Paso Seis.
Ahora todos los elementos están en su lugar, ahora, comienza a sabotear tu propia vida. Esto no es una locura, esto es una investigación, esto es material, esto es necesario para su crecimiento personal.
Paso Siete.
Ahora has estado enamorado de dos personas por un tiempo ahora, ¡hábleles acerca del otro! ¡El que se quede es el ganador!
Paso Ocho.
Llame a su jefe hijo de puta. Dile a tus amigos mentiras divertidas acerca de tus otros amigos. Dile a tu madre que ella fue la razón por la que trataste de suicidarte. Simplemente no es depresión sin aislamiento total!
Paso Nueve.
Haz algo para lastimarte a ti mismo. Puede ser un "accidente" en la bicicleta, puede ser una navaja de afeitar -literal o no, hazte sangrar.
Paso Diez.
Crea algo. Pinta tus cicatrices en el lado de un edificio. Escribir un poema y gritalo a los extraños. El circo de la miseria está desfilando en la ciudad. Miles de personas te están siguiendo, todos están usando gris, un arcoiris de color gris, todos ellos están viendo como se patean a sí mismos con sangre en sus propios pies. Tienes cicatrices, y todo el mundo quiere besarlas. Esta pornografía estigmática. Esta es la inspiración.
Usted es la razón por la que siguen vivos.
Todavía están vivos.
Tú eres la mañana en un mundo lleno medias noches, eres tan valiente.
¡Y quieren ser tan valientes como tú!
Mira lo que has construido.
Todo lo que amas se ha ido.
Dite a ti mismo que valió la pena.
lunes, 11 de agosto de 2014
Sal con un chico que no lee.
Sal con una chica que lee. Rosemary Urquico
Encuentra una chica que lea. Sabrás que lo hace porque siempre llevará un libro a medias de leer en el bolso. Será la que mire con amor las estanterías de la librería, la que llora silenciosamente cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves la chica rara que huele las páginas de los libros viejos en una librería de segunda mano? Esa es la lectora. Nunca se pueden resistir a oler las páginas, especialmente si están amarillentas.
Es la chica que lee mientras está esperando en la cafetería del final de la calle. Si echas un vistazo a su taza, verás que la crema del café está flotando en la superficie porque ya está absorta, perdida en un mundo que el autor ha creado. Siéntate. Probablemente te mire fugazmente, como la mayoría de las chicas que leen no le gusta ser interrumpida. Pregúntale si le gusta el libro. Invítala otra taza de café.
Hazle saber lo que piensas de Murakami. Comprueba si ha pasado del primer capítulo de La Comunidad del Anillo. Entiende que si te dice que entendió el Ulysses de James Joyce sólo te lo dice para sonar inteligente. Pregúntale si le gusta Alice o si le gustaría ser Alice.
Es sencillo salir con una chica que lea. Regálale libros por su cumpleaños, por Navidad y por los aniversarios. Dale el regalo de las palabras, en poesía, en canciones. Regálale a Neruda, Pound, Sexton, Cummings. Hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Entiende que ella conoce la diferencia entre los libros y la realidad, pero por Dios que va a intentar hacer su vida un poco como su libro favorito. Nunca será tu culpa si lo hace. De alguna manera tiene que intentarlo.
Miéntele. Si entiende la sintaxis, entenderá que necesitas mentir. Tras las palabras hay otras cosas: motivaciones, valores, matices, diálogos. No va a ser el fin del mundo.
Fállale. Porque una chica que lee libros sabe que el fracaso siempre lleva hasta el clímax. Porque ellas entienden que todas esas cosas tendrán un final. Y que siempre puedes escribir una secuela. Y que puedes empezar otra vez, y otra y seguir siendo el héroe. Que la vida está destinada a tener un villano o dos.
¿Por qué estar asustado de todo lo que no eres? Las chicas que leen entienden que esa gente, como los personajes, evolucionan. Excepto en la saga Crepúsculo.
Si encuentras una chica que lea, mantenla cerca. Cuando la encuentres a las 2 de la mañana sosteniendo un libro contra su pecho y llorando, hazle una taza de té y abrázala. Puedes perderla por unas cuantas horas, pero siempre volverá a ti. Hablará como si los personajes del libro fuesen reales, porque durante un rato, siempre lo son.
Te declararás en un globo aerostático. O durante un concierto de rock. O casualmente la próxima vez que esté enferma. Por Skype.
Sonreirás con tantas ganas que te preguntarás por qué tu corazón no ha explotado y la sangre no está corriendo ya por tu pecho. Escribirás la historia de vuestra vidas, tendréis hijos con nombres extraños y gustos aún más extraños. Les presentará a vuestros niños al Gato Garabato y a Aslan, quizá el mismo día. Pasaréis los inviernos de vuestra vejez juntos y ella recitará a Keats en voz baja mientras te sacudes la nieve de las botas.
Sal con una chica que lea porque te lo mereces. Te mereces una chica que pueda darte la vida más colorida imaginable. Si sólo puedes darle monotonía y horas aburridas y compromisos a medias, entonces estás mejor solo. Si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, sal con una chica que lea.
O mejor aún, sal con una chica que escriba.
Sal con una chica que no lee. Charles Warnke
La lectura en México/1
Ya no es apreciación subjetiva sino hecho científicamente demostrado: al mexicano no le interesan los libros. Se hizo todo lo posible, que conste. Y aunque haya sido en vano, hay dignidad en la derrota. Así pues, relajémonos, respiremos hondo, tomemos un descanso.
Las estadísticas avasallan. Demuestran con alevosía y ventaja, sin mostrar forma alguna de clemencia ni resquicio para el anhelado error metodológico, que al mexicano (el 99.99 por ciento) no le gusta leer. Es más, no sólo no le gusta leer, no le gustan los libros ni siquiera en calidad de cosa, ni para no leerlos ni para nada, vamos, ni para prótesis de la cama que se rompió una pata. Años de esfuerzo educativo, de aventar dinero a raudales en bibliotecas, centros culturales, publicidad, cursos, campañas y ferias, premios y becas, ofertas y descuentos, clubes y talleres, mesas redondas y presentaciones… Todo para merecer la sincera respuesta: No, no queremos leer. Que no nos interesa. Que no. Que no queremos. Que no haya libros y ya. Punto. No. ¡Que no! Ene, o = NO.
En ese desolador paisaje de estadísticas, las más tristes son las que, como recodará el lector de Letras Libres, Gabriel Zaid difundió hace poco en su ensayo “La lectura como fracaso del sistema educativo”. Una de ellas señala que hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de posgrado, pero que el dieciocho por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha puesto pie en una librería. Luego de mezclar cifras y trazar constantes, el lacónico Zaid concluye: “La mitad de los universitarios (cuatro millones) prácticamente no compra libros.” Luego dice que “en 53 años el número de librerías por millón de habitantes se ha reducido de 45 a 18” en la culta capital. Es decir: a mayor esfuerzo educativo, menos lectores. Esto demuestra algo realmente inaudito: en México la clase ilustrada es aún más bruta que la clase iletrada.
Otras estadísticas que provienen de la OCDE y la Unesco. Su estudio “Hábitos de lectura” le otorga a México el sitial 107 en una lista de 108 países estudiados (el país que se ganó el lugar 108 ni siquiera se menciona porque se derritió en el ínterin). Según esos estudios, el mexicano promedio lee 2.8 libros al año. Hay sólo una biblioteca pública por cada quince mil habitantes. El cuarenta por ciento de los mexicanos nunca ha entrado, ni por error, a una librería. Existe una librería por cada doscientos mil habitantes. En todo el país hay solamente seiscientas librerías… Es obvio que las cifras están equivocadas. ¿De veras creen que en México hay una biblioteca pública por cada quince mil habitantes?, es decir, ¿encuentran verosímil que en la capital existan quince mil bibliotecas? Ni sumándoles las bibliotecas privadas. ¿Y de veras se creen que hay seiscientas librerías en el país? Y, para terminar, ¿de veras se habrán tragado eso de que los mexicanos leen anualmente 2.8 libros per capita?
Ignoro su metodología, pero conozco mi tierra. Me temo que lo más seguro es que el encuestado mexicano promedio no haya leído nada nunca y haya decidido mentir, proclive como es a la exageración y a la balandronada, en especial cuando se le encuesta o entrevista (conducta que se agudiza si el interrogador es extranjero). Es curioso que a la pregunta “¿cuántos libros lee usted al año?” lo que se le haya ocurrido contestar haya sido la babosa cifra “2.8”. A sabiendas de su propensión a gesticular, la cifra 2.8 demuestra que a ese mexicano promedio la pura idea de leer libros le resultó a tal grado misteriosa que aun creyendo exagerar, no exageró. Es decir: desde su punto de vista exageró muchísimo, pues la posibilidad de tener un libro en las manos, y además leerlo, le pareció algo tan descomunalmente raro y remoto que, de inmediato, coligió que sólo alguien muy especial podría leer uno al año. De ahí a ponerse guapo ante el entrevistador y adjudicarse la lectura de 2.8 libros anuales sólo hubo un acto de exhibicionismo.
No quiero decir con esto que todos los encuestados hayan mentido, pero sí que la gran mayoría de la minoría que no mintió mete por igual en la categoría “libro” al directorio telefónico y al manual del usuario de su licuadora. E incluso los que con toda buena fe y limpia conciencia dijeron la verdad y efectivamente leyeron 2.8 libros en un año, de haber sido más interrogados, habrían confesado que los libros eran El libro vaquero y la fotonovela porno La pierna de Carolina. Lo anterior en lo que toca a las clases media y alta. La baja sólo leyó las aventuras legítimas de AMLO en los cómics que, gracias a sus masivos tirajes y hospitalario formato, amén de su carácter gratuito, impidieron que la estadística nos mandara al lugar 200.
Estas estadísticas han cubierto al país de vergüenza. Lo bueno es que como el país no lee, no se ha enterado de que está cubierto de vergüenza. Podrá haber precio único, y librerías en cada esquina, y libros baratos, y bibliotecas que regalen café. Y al mexicano no se le va a pegar la gana de leer. ¿Por qué? Misterio. Debe de haber respuestas, por lo menos tentativas (y que rebasen lo que ya adelantó alguno, totalmente en serio: “Es culpa de Fox”).
No, no me tomo esto a la ligera. ¿Cómo podría hacerlo si he impartido clases de literatura, de la secundaria al posgrado, desde hace casi cuarenta años? ¿Cómo, si me dedico a escribir libros (que, naturalmente, no venden ni el 0.00000008)? Pero tampoco creo que haya que rasgarse las vestiduras. En nuestro país la literatura circula más bien como zamisdat y aun así está bien y viva, y llega a quien debe y no pasa nada. O lo único que pasa es que se impone regresar a la modestia.~