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jueves, 26 de marzo de 2015
LOS GUERREROS ROJOS
Este era un Guerrero. Iba a donde quiera que hubiera una batalla, era su alma, su fuerza, su esencia. Siempre luchando, inalcanzable, inagotable, cientos de historia se contaban en torno a él: descendía de los dragones o de las serpientes aladas, tenía sangre de demonio, era inmortal, su padre era uno de los dioses, pero nadie sabía en realidad nada sobre él.
Iba a los campos de batalla y luchaba conforme le distaba su instinto, poco le importaba quienes eran los enemigos o quienes luchaban a su lado. Tan solo le importaba la batalla, el calor, la excitación. Pero una noche, parada sobre una pila de cadáveres, divisó una silueta recortándose contra la tenue luz lunar, la batalla había sido especialmente sangrienta, así que la figura de aquel muchacho delgado lo tomó por sorpresa. Envainó la gran espada, colgó su escudo en las anchas espaldas y se acercó, le sorprendió aún más verlo totalmente ileso.
El Guerrero observó al chico atentamente mientras este se colgaba dos largas espadas en la espalda. Se volteó. Cruzaron miradas, y sin una palabra, se encaminaron juntos hacia el horizonte resplandeciente.
Anduvieron juntos durante cinco inviernos, ambos eran tan callados que en las tranquilas tardes en las que se sentaban en el campo viendo hacia la blanca llanura, ni siquiera el viento se atrevía a perturbar su silencio.
Cazaban, iban a los campos de batalla, y con un dejo inhumano, mataban a todos sus oponentes: el Guerrero con ojos y espada como fuego y el muchacho con ojos de hielo y espadas invisibles.
Sin embargo, hubo algo lo suficientemente fuerte para que esa inhumana tranquilidad se fuera.
La princesa bárbara sostenía un gran libro en su regazo y asentía para sí. De repente, un mensajero entró a la gran sala. El Reino del Este, que tenía por rey a un humano especialmente sanguinario les había declarado la guerra, y se encontraba en los límites mismos del Reino.
Axis escuchó atentamente, cuando terminó, se levantó y con una silenciosa orden, varios bárbaros aparecieron de entre las sombras.
-Llamad a todos. Preparaos.
A la mañana siguiente todos los guerreros estaban de pie ante Anix, esta, a lomos de un caballo negro como el abismo, y con las armas a punto, inició la marcha hacía las fronteras.
La batalla comenzó. Axis, al frente, arremetió con todas sus fuerzas guiando a su ejército. Cortaba cuellos con sus largos cuchillos y daba muerte constante con flechas certeras. Al cabo de un rato, ningún enemigo osaba a acercársele.
Entonces lo vio, dos largas espadas rápidas y certeras, cortando todo lo que estuviera cerca. Ágil y feroz. Al parecer luchaba de su lado.
Al lado de él, un hombre mayor, luchaba con una furia intensa y contenida.
Al verla distraída, un enemigo la derribó del caballo. Reaccionó rápido. Un corte limpio.
Al cabo de un rato, los enemigos se retiraron viéndose reducidos a menos de la mitad.
Los bárbaros lanzaron gritos de triunfo al aire.
Anix se acercó a los guerreros. El menor era como de su edad, se fijó en su expresión ceñuda. Era hermoso. Despedía una frialdad oscura.
El mayor era todo fuego, un guerrero llamado Kurlsor. Había crecido oyendo historias sobre él.
-Es un honor combatir a su lado-Dijo Anix con voz suave- Yo soy Anix, gobernante de Ikrar, como muestra de mi agradecimiento, os invito a comer y beber en mi mesa, en el castillo.
-No hemos luchado del lado de nadie- Respondió Kurlsor- Luchamos solo por nosotros.
-Aun así, han ayudado a mi causa
-Aceptaremos la invitación, dado que es la princesa misma quien la hace-Dijo Kurlsor
Regresaron al castillo.
Anix los recibió con extrema cortesía, nunca hablaba con ellos, pero al cabo de dos semanas se presentó ante Kurlsor.
-Quisiera batirme en duelo contra usted.
-Solo lucho a muerte princesa- Respondió Kurlsor
-Yo también
-¿Cómo puede estar tan segura?
-Soy la mejor entre todos en este Reino, y en el Reino del Norte y el Este, y el Oeste. Cuando lo supere, nadie jamás osará desafiarme.
-No combato en duelos, solo en grande Batallas, pero si quiere probarse, pelee contra Ian.
-¿Ian?- preguntó desconcertada.
-El muchacho que viaja conmigo, al igual que usted, se ha ganado las correas rojas, hablad con él.
Encontró a Ian en uno de los patios traseros. Estaba oscuro y lleno de maleza salvaje y oscura. Este ni siquiera se movió.
-Te reto a un duelo Ian- dijo Anix con voz grave.
El muchacho no se inmutó.
-Contigo podré pelear y probarme frente a aquellos que aún se atreven a desafiarme
-Pruébate con ellos entonces- Respondió Ian con voz seca
-No se atreven a desafiarme abiertamente.
-Desafíalos tú entonces.-
-No lo merecen, en cambio tú llevas las correas rojas. Solo los mejores guerreros las portan-
-Solo peleo a muerte- Dijo Ian con voz afilada
-Igual yo-
La semana siguiente, mientras Anix se ajustaba las cintas a su delgada figura, Ian la esperaba en medio de la plaza mayor con la camisa al aire y las espadas en las largas manos.
La vio acercándose, majestuosa y orgullosa, grácil, y sintió como si viera por primera vez, y por un momento, la oscuridad se fue de su corazón. Se admiró de la belleza de la princesa bárbara.
Comenzaron a luchar, e Ian olvidó todo excepto la batalla en la que se encontraba.
Verlos luchar era como ver a dos dragones en una batalla tan vieja como el mundo, una lucha legendaria y sorprendente. Los bárbaros no se atrevías ni siquiera a parpadear.
Un mandoble. Una estocada. Podían oír sus corazones. Finta y luego ataque. Defensa, dos pasos atrás. Otro ataque. Cada vez más cerca. Embestida. Axis en el suelo. Desarmada y humillada. Las espadas de Ian en su delicado cuello desnudo. Presionando cada vez más. Tan cerca de la victoria. Otro contrincante derrotado.
Pero la miró. Y sus brazos, y su boca y sus ojos y su alma y todo su ser dejaron de pertenecerle.
Sin una palabra, retiró las espadas, dio media vuelta, y se fue.
Axis jamás se había sentido tan débil, tan impotente y el sentimiento la asqueó, llena de enojo, se paró y se encerró en el castillo.
Mientras tanto, Ian tomaba una decisión.
Se quedó en el reino durante unos meses más. Acercándose a Anix poco a poco, luchando junto a ella, cubriéndola, y el frío y la oscuridad en sus ojos iba desapareciendo.
Le declaró su amor.
Anix aceptó, y sonriendo tontamente, disimulando su odio y rencor, se casó con Ian.
Este le cantó canciones hermosas capaces de hacer llorar a los más recios guerreros.
Pero Anix se mantenía imperturbable.
Le regaló flores y mató en su nombre.
La princesa bárbara acumulaba más odio cada día que lo veía.
Ian perdió el frío y la oscuridad, y aquello por lo que Anix alguna vez había sentido respeto.
Durante tres primaveras la princesa bárbara encerró su odio, su furia y su rencor en lo más recóndito de su alma.
Y una noche, sin aguantarlo más, mientras Ian dormía profundamente a su lado, lo pinchó con una aguja finísima impregnada con el más mortal de los venenos.
Pero de alguna forma, Ian sobrevivió y se sumergió en el más profundo y silencioso sufrimiento.
}
El reino esperó largo tiempo, pasaron meses, y aunque el corazón de Ian seguía latiendo, sabían que jamás despertaría. Anix guardó luto por él. Fingiendo dolor y amor, cosas que jamás había sentido.
Kurlsor volvió al reino al enterarse del estado de Ian. Volvió en silencio, en las sombras. Y cuando lo vio, tendido en las sábanas, sintió que el corazón que no sabía que tenía se le partía en pedazos.
Encontró a Anix en el mismo patio en el que esta había retado a Ian tiempo atrás.
Observó con atención a la llorosa viuda. No dijeron una sola palabra. Pero Kurlsor lo entendió.
Desesperado y roto de dolor, el Guerrero emprendió un viaje hacía los confines mismos del mundo, donde ni los más locos se atrevían a ir.
Decían que el gran mago Qüerbark vivía ahí, en lo más profundo del bosque, decían que las hadas y los silfos vivían ahí, que aún quedaban unicornios vivos en ese bosque, pero Kurlsor no encontró nada de esto, era como si el bosque mismo le dejara pasar, sin revelar el más mínimo de sus secretos. El mago se presentó ante él cuando este llevaba ya varias semanas de viaje. Lo estaba esperando, pero no tenía nada que lo pudiera ayudar. El veneno había infectado su alma ya, era demasiado tarde para Ian.
Pero si había algo que podía hacer.
El Guerrero regresó al reino de Anix, desesperanzado, con el fuego apagado, ahora, solo había hielo y tinieblas.
La encontró en la sala del trono, sola.
-¿Al fin aceptarás mi reto?- Preguntó ella con voz ronroneante.
Sin una palabra, Kurlsor sacó su espada. Anix tomó sus armas, y con una sonrisa en la cara, lo atacó.
Lucharon con furia, con odio. Esta vez no había espectadores, solo ellos dos, y estaban igualados.
Anix arremetía con todo su rencor, sus largos cuchillos apenas rozando la piel del Guerrero, buscando huecos en su defensa, este, ponía toda su fuerza en cada estocada, haciendo que ella retrocediera cada vez más. La acorraló contra su propio trono, la desarmó; pero Anix le dio una patada en el pecho que lo hizo retroceder, ella se descolgó el largo arco de la espalda, el Guerrero cerró los ojos un momento y cuando los abrió, con una sonrisa siniestra en el delicado rostro, Anix disparó.
La flecha atravesó el corazón del Guerrero. Pero se mantuvo en pie, y con un grito salvaje, ensartó a la princesa bárbara en su poderosa espada.
Aún con una expresión de desconcierto en el rostro, Anix cayó al suelo.
El Guerrero se apresuró a la habitación del muchacho. La fuerza lo abandonaba. Se quitó la flecha dorada del pecho. Subió el último peldaño y dejando un rastro de sangre llegó junto a Ian.
Se sacó el cuchillo del cinto.
-Ave Atque Vale 1 Guerrero- Dijo mientras lo hundía en el corazón del muchacho.
Las palabras de despedida que los grandes guerreros escuchaban antes de morir resonaban en los oídos de Kurlsor cuando este cayó al suelo, y por un terrible momento solo sintió dolor.
El Gran Guerrero de Fuego tomó el cuchillo ensangrentado en las poderosas manos, y con su último aliento, lo enterró en su corazón.
Este cuento es de mi autoría. Por favor dejen sus comentarios sobre él.
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viernes, 23 de enero de 2015
Citas sobre la lectura.
Leer es contemplar una tarde otoñal, la hoja que cae y regresa a la rama vuelta mariposa.
Soseki
Al leer nos metemos por un instante en el incendio que ocurre dentro de la piel de otra persona.
José Gordon
El poder indeterminado de los libros es incalculable. Es indeterminado precisamente porque el mismo libro, la misma página, puede tener efectos totalmente dispares sobre sus lectores. Puede exaltar o envilecer; seducir o asquear; apelar a la virtud o a la barbarie; magnificar la sensibilidad o banalizarla. De una manera que no puede ser más desconcertante, puede hacer las dos cosas, casi en el mismo momento, en un impulso de respuesta tan complejo, tan rápido en su alternancia y tan híbrido, que ninguna hermenéutica, ninguna psicología puede predecir o calcular su fuerza.
Georges Steiner
Ponerse a leer significa prepararse para atrapar una voz que va a surgir cuando menos lo esperes. Una voz que se deja oír desde un lugar imprevisto, más allá del libro, más allá del autor, más allá de la escritura: viene desde lo que no se ha dicho, desde eso que el mundo todavía no ha formulado sobre sí mismo porque no tenía palabras para decirlo.
Italo Calvino
Hay dos tipos de lectores: los que cuidadosamente pasan a través de un libro, y los que con igual cuidado dejan que el libro pase a través de ellos.
Douglas Jerrold
El único consejo sobre la lectura que una persona le puede dar a otra es no seguir ningún consejo; que siga solo sus instintos, use su razón y llegue a sus propias conclusiones.
Virginia Woolf
Si le quitas la ironía a la lectura perderá de golpe toda disciplina y toda sorpresa.
Harold Bloom
En la infancia todos los libros contiene presagios, nos señalan el futuro, y como la adivinadora que en las cartas vislumbra un largo viaje o el peligro de morir ahogados, los libros influyen en nuestro destino.
Graham Greene
Leo para dormir en otra parte y regresar al día siguiente, si puedo o cuando pueda, meses o años después. Leo para dejar que un desconocido invente mis recuerdos, para hacer amigos de nuevos personajes imaginarios y tener las aventuras de las que me siento digno o capaz, por lo menos mientras llego a la última página.
Enzo
Leer es encontrar recámaras secretas en el fondo de uno mismo, hacer como si uno se encerrara en ellas para abrir ventanas, para desear la frescura de las cerezas, de las flores, de los pinos. Descubrir que la memoria es un océano y cada sensación puede convertirse en un país entero.
Philippe Delerm
Cuando
leo: "aquí hay una
puerta", veo claramente
una puerta. Cuando
leo que "una mano gira
la llave de la cerradura
para abrir la puerta",
veo perfectamente
una mano, una
cerradura, una
llave en movimiento. Pero
tengo la nariz encima
de las cosas que leo, que miro.
Y entonces llega la
imaginación con su
libertad sin límites a
introducir la perspectiva
y veo mejor.
Eugene Ionesco
La lectura de un libro prohibido,
tras una puerta cerrada, en una noche de nieve, es uno
de los mayores placeres de la vida.
Lin Yutang
Un libro autentico nunca es impaciente. Puede aguardar siglos para despertar en sus lectores un eco vivificador.
Georges Steiner
Leer es soñar el agua de un oasis en el desierto,
beberla y despertar con otro tipo de sed que ya no está en la boca.
Hafiz
El miedo de la gente a lo que
un lector pueda hacer entre
las páginas de un libro es
semejante al temor eterno
que tienen los hombres a
lo que pueden hacer las
mujeres en los lugares
secretos de su cuerpo,
o a los que las brujas
o los alquimistas
puedan hacer en
la oscuridad,
detrás de las
puertas
cerradas
con
lla-
ve.
Alberto Manguel
Hay aquellos que,
mientras leen un libro,
recuerdan,
comparan,
reviven emociones de otras lecturas anteriores.
La lectura es una de las más delicadas formas de adulterio.
Ezequiel Martínez Estrada.
Leo porque los libros huelen casi todos muy bien como a las moscas el dulce
nos atrae la fragancia a cola y papel.
Luis Landero
Quienes no leen porque no han encontrado las lecturas que les apasionen, los poemas o las historias que transformen su visión del mundo, son como las personas que nunca se han enamorado. No es falta de cultura o de destreza. Algunos autores sostienen que quien no lee es como quien vive junto al mar y no sabe nadar. O como quien no sabe andar en bicicleta. Pero no, quien no lee con pasión se parece más a alguien que nunca se ha enamorado y ni siquiera sospecha que existe esa dimensión fundamental de la vida.
Alberto Ruy Sánchez
Los lectores son molestos,
como los enamorados, como los viajeros,
porque no se tiene control sobre ellos
se escapan.
Michéle Petit
La lectura mantiene al mundo en movimiento.
El Zohar
Cuando un
lector se duerme
sobre un libro de poesía y
el choque de su cabeza sobre
el libro produce un ruido
hueco como un zapato vacío, el
lector nos podrá jurar que es
el sonido del libro. Pero eso
no siempre es culpa
del libro ni de la
poesía.
G. C. Lichtenberg
lector se duerme
sobre un libro de poesía y
el choque de su cabeza sobre
el libro produce un ruido
hueco como un zapato vacío, el
lector nos podrá jurar que es
el sonido del libro. Pero eso
no siempre es culpa
del libro ni de la
poesía.
G. C. Lichtenberg
El pecado de Adán fue no haber leído... y así le fue. La travesura de Dios fue dejarlo suelto en el
Paraíso
sin un mal libro siquiera, aunque hubiera sido el catecismo.
Luciano G. Egido
Por imbécil que sea el autor, siempre encuentra un lector que se le parece.
San Jerónimo.
Un lector que se asoma a un libro no siempre se da cuenta de que se trata de una especie de espejo: cuando se asoma un mono difícilmente verá reflejado a un sabio.
René Descartes
La televisión me parece muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.
Un lector que se asoma a un libro no siempre se da cuenta de que se trata de una especie de espejo: cuando se asoma un mono difícilmente verá reflejado a un sabio.
G. C. Lichtenberg
Leer un libro nos enseña más que cuando hablamos con su autor, porque , en el libro, el autor sólo ha puesto sus mejores pensamientos.
René Descartes
La televisión me parece muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.
Groucho Marx
Hice un curso de lectura rápida y fui capaz de leerme La guerra y la paz en veinte minutos. Creo que decía algo sobre Rusia.
Woody Allen
Es absurdo tener una regla rigurosa de lo que debe o no debe leerse.
Más de la mitad de la cultura intelectual moderna es producto de lo que no debería leerse.
Oscar Wilde
Leer nos da el extraño poder de mirar dentro de otra cabezas. Es el más activo el más
poderoso y el más humilde de los pasatiempos . Permite resucitar a los muertos y
dar vida a uno o varios seres, a ciertas palabras, a ciertas ideas. Da vida incluso
a la conciencia. Ésas son algunas de sus cualidades, pero la lectura también tiene
defectos: el mayor es hacernos perder la estación del metro dónde nos teníamos que bajar.
Sebastien Kent
El que lee mucho y anda mucho,
ve mucho y sabe mucho.
Miguel de Cervantes Saavedra.
De una palabra a la otra ,
de una frase a la otra,
el lector crea su pequeña música,
se crea una versión personal de la historia,
y de su propia historia.
Michéle Petit.
Un libro, mientras no se lee, es solamente un ser en potencia,
tan en potencia como una bomba que no ha estallado.
María Zambrano.
¿Qué son las palabras acostadas en un libro? ¿Qué son esos símbolos muertos? ¿Qué
es un libro si no lo abrimos? Nada absolutamente. Es simplemente un cubo de papel
y cuero, con hojas; pero si lo leemos ocurre algo raro, creo que cambia cada vez.
Jorge Luis Borges
Un libro escrito pero que no ha sido leído, no existe plenamente. Es un ser sin sangre, vacío, infeliz y que se desvanece pidiendo auxilio para existir. El escritor lo sabe, y cuando publica un libro libera al viento, sobre la masa anónima de hombres y mujeres, una nube de pájaros de papel, de vampiros secos, sedientos de sangre, que vuelan al azar en busca de lectores.
En cuanto cae sobre un lector, el libro se alimenta de su calor y de sus sueños. Alcanza su plenitud, florece, se convierte finalmente en lo que es: un mundo imaginario donde se mezclan sin distinción -como los rasgos de los padres en la cara de un niño- las intenciones del escritor y los fantasmas del lector.
Después, cuando la lectura terminó, el libro cansado, abandonado por el lector, espera a otro ser vivo para fecundar su imaginación. Y si tiene la suerte de ver realizada así su vocación, pasará de mano en mano, como un gallo monta sucesivamente a un número indefinido de gallinas.
Michel Tournier
Los lectores son viajeros, circulan sobre las tierras de otra gente, nómadas que cazan furtivamente en los campos que no han escrito.
Michel de Certeau
Si la lectura de un libro nos toca a fondo, se vuelve parte de un ritual íntimo, alimenta raíces secretas. En sus mejores momentos el lector usa a los libros como una especie de mandalas: objetos rituales cuya forma material y sus palabras nos ayudan a sentir, a pensar, a vivir.
Alberto Ruy Sánchez
Nunca es demasiado pronto para compartir un libro con los niños.
Si aguardamos a que sepan leer para hacerlo, es como si esperáramos a que él supiera hablar para hablarle.
Penélope Leach
Descubrí la lectura y su mundo maravilloso tras la voz y el canto femenino, gracias a mi madre y mis hermanas que me iniciaron en el delirio de la poesía, la danza y del canto. Descubrí que no hay lectura profunda sin el placer del cuerpo.
Pero esto no implica que no hay lectura que no reinvente toda nuestra persona: leer es un sorpresivo acto de creación.
En la escritura y en la lectura en voz alta se mezclan por lo tanto, misteriosamente, lo sagrado y lo profano.
Amin Zaoui
El narrador incluye a su oyente en el relato mismo, en calidad de futuro protagonista, y le advierte de unos futuros peligros que, por el solo hecho de escuchar, comienza ya a correr.
Fernando Savater.
Las palabras sirven para liberar una materia silenciosa, mucho más vasta que las palabras, que cada lector lleva en su interior.
Nathalie Sarraute.
El futuro de la lectura depende en gran parte de la capacidad y del deseo que tengan algunos lectores de compartir sus descubrimientos.
Hubert Nyssen
Creo que parte de mi amor a la vida, se lo debo a mi amor a los libros.
Adolfo Bioy Casares.
LEER ES VIVIR DOS VECES
Antonio Gamoneda
Leer, leer es vivir la vida que otros soñaron.
Miguel de Unamuno.
En cuanto a los motivos personales que me llevan a leer novelas, sólo puedo decir que caben en mí muchas más vidas de la única que tengo, y no se me ocurre otra manera de alcanzarlas.
Pedro Zarraluki
De pronto comprendí... Los libros, la literatura, la lectura se trataba de lo que me sucedía a mí, y cuando lo descubría escrito adquiría un sentido que de otra manera no tenía. Mi propia vida estaba de pronto tan viva como la vida de las páginas que daban cabida en mi mente, Y todo estaba hecho de palabras impresas en los libros.
Aidan Chambers
Las pasiones humanas son un misterio, y a los niños les pasa lo mismo que a los mayores. Los que se dejan llevar por ellas no pueden explicárselas, y los que no las han vivido no pueden comprenderlas. Hay hombres que se juegan la vida para subir a una montaña. Nadie, ni siquiera ellos, puede explicar realmente por qué. Otros se arruinan para conquistar el corazón de una persona que no quiere saber nada de ellos. Otros se destruyen a sí mismos por no saber resistir los placeres de la mesa... o de la botella. Algunos pierden cuanto tienen para ganar en un juego de azar, o lo sacrifican todo a una idea fija que jamás podrá realizarse. Unos cuantos creen que sólo serán felices en algún lugar distinto, y recorren el mundo durante toda su vida. Y unos pocos no descansan hasta que consiguen ser poderosos. En resumen: hay tantas pasiones distintas como hombres distintos hay.
La pasión de Bastián Baltasar Bux eran los libros. Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...
Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito...
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido...
Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá comprender probablemente lo que Bastián hizo entonces.
La pasión de Bastián Baltasar Bux eran los libros. Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...
Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito...
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido...
Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá comprender probablemente lo que Bastián hizo entonces.
Michael Ende
Quien lee no está haciendo algo, se está haciendo alguien.
Pedro Lain Entralgo
No se deberían leer sino los libros que nos pican y nos muerden. Si el libro que leemos no nos despierta con un puñetazo, ¿para que leerlo?
Franz Kafka
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domingo, 10 de agosto de 2014
ALMOST. Bianca Phipps
(...) We exchanged our least favorite word, mine ‘moist’,
and yours ‘almost’. And when I asked you why, you said it was because
‘almost’ hailed failed potential, that it represented our ability to be
just not good enough, that we had come to the brink of something
beautiful… but fell short so many times we crafted a word for it. (...)
(...) Words can only help you if you speak them. I never told you that I loved you. You never told me you were dying. (...)
Nunca me
sentí tan airosa como el primer día en que me llamaste “precoz”.
Nunca le
he tenido miedo a grandes palabras, sólo a aquellas a las que todos nos negamos
a usar, y las sílabas ásperas de tu lengua cuando dijiste “Cariño, me
enganché”.
El lenguaje
se convirtió en nuestro puente de comunicación, y sé que todos usan el lenguaje
para comunicarse, pero el nuestro era diferente. Como si entre las sílabas y
las letras hubiera un mensaje secreto que sólo nosotros podríamos descifrar.
Mis días
estaban llenos con el sonido de tu voz y tus noches más ligeras con las ondas
de mi escritura.
Intercambiamos
nuestras palabras favoritas, la mía “iluminado” y la tuya “desalineado”. Y las menos
favoritas, la mía “húmedo” la tuya “casi”. Y cuando te pregunté el por qué,
dijiste que era porque “Casi” es un fallo potencial, que representa nuestra
habilidad de ser simplemente “no lo suficientemente buenos”, que era llegar a el
inicio de algo hermoso pero que se ha roto, que no se ha logrado tantas veces,
que creamos una palabra para eso.
Pero
incluso nosotros, con el soporte de nuestra maestría en lenguaje, no éramos
inmunes ante lo corto de nuestro vocabulario. Las palabras sólo te pueden
ayudar si las hablas. Yo nunca te dije que te amaba... tú nunca me dijiste que
estabas muriendo. Cinco palabras sencillas que hubieran cambiado nuestro mundo:
“Yo te amo, eso creo”... “Tengo un tumor cerebral maligno”.
¿Sabes?
Aun en estos días no sé todos los detalles, porque los términos médicos no
caben bien en mi boca e incluso ahora, cinco años después se siente como una
invasión a tu privacidad.
Pero yo
sí sé que he limpiado nuestras conversaciones, buscando el mensaje secreto que ciertamente
trataste de enviarme y de verdad lo siento... Pero yo sólo casi lo encontré...
y el agua no es buena para el papel y mis lágrimas tampoco lo fueron para tus
palabras.
Después
de considerarlo seriamente decidí cambiar mi palabra menos favorita, porque
aunque “húmedo” es desagradable, “Maligno” es malévolo, “Maligno” es
incontrolable; significa una llamada telefónica y la frase “Él no se despertó”.
“Maligno” es un desastre, es injusto, “maligno” significa “nunca te pude decir
adiós”, “Maligno” es la causa de los “casi”; porque tú estabas en el inicio de
algo hermoso pero no pudiste alcanzarlo por poco y caíste muy lejos, y lamento
que no pude estar ahí para atraparte...
Espero
que tu cielo sea una librería, y también espero que ésta sea aprueba de
“casis”.
Te amo,
duerme bien.
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